"Cuando te dije que no te quería, esa fue la más negra de las blasfemias."
Cuando sos chico, tenés algo muy claro, tu juguete preferido, es tuyo. Si ves que alguien lo quiere, sin dudarlo decís, es mío. Defendes con uñas y dientes lo tuyo, tu juguete, tu lugar, tu novia, pero siempre aparece alguien que viene a disputartelo. Puede ser una persona o incluso el recuerdo de otra persona, donde había dos ahora hay tres, y ya estás en una competencia.


La competencia tiene mala prensa, creemos que ser competitivo es un defecto, nunca una virtud, ¿Pero no es cuándo no tenemos competencia
 cuando dejamos de crecer?


De cuantas maneras se puede destrozar un corazón y esperar de él que siga latiendo?